lunes, 31 de julio de 2017

Vocifera-mos


A plena luz del día me desgarro la garganta y huyo. Corro lejos, al desenfreno, me entierro las ganas de llorar y apenas grito. Me corto los vidrios de la impotencia con mis párpados. Hoy mis ojos son filosos y cortan, desgarran tajos de carne y mastican huesos de liendres. Liendres de personas muertas en vida y de vivos en el cementerio. Este caos se invirtió cuando nos dejaron solos. Solos con nuestros propios miedos y nuestra angustia devorando el tiempo que nos queda. Tal vez la sonrisa sea fingida pero no el cinismo que nos inyectaron con sus cuerpos putrefactos clamando por más poder y locura. El enano enfermo que los habita se ha desangrado y el valle está inundado de sangre. 
Huye por tu propio bien, si es que queda sanación es este infierno
 La justicia es nuestro paraíso perdido
Con los sueños que dejamos de encender para que no doliera tanto vivir a medias, esta i-rrealidad de país enfermo de sí mismo.

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